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MEMORIAS DEL BOSQUE

Hombre de Bosques 

Flavia Prato (2015)

Con certeza puedo afirmar que son pocos los forestales actuales que conocen de él porque sus memorias quedaron sembradas en los bosques que recorrió. Sin embargo, son muchos los forestales de la época del 50 al 84 que lo recordarán, como también aquellos a quienes les brindó las facilidades de sus instalaciones en Luconyope para que realicen sus prácticas de estudios forestales y las diversas ciencias naturales, quienes aún le agradecerán.

José Luis Prato Mathews, nació el 11 de mayo de 1924 en el Fundo San Carlos en Derrepente, Huánuco. Desde ese momento, echó raíces en la zona de montaña donde el bosque es húmedo, el clima cálido y las cascadas arrullan por las noches.​ Creció en el seno de una familia de pioneros aventureros y apasionados por la naturaleza. Recorrían todo el Oriente del Perú de Norte a Sur por sus ríos, desde Iquitos a Iñambari, recolectando caucho y oro que vendían al Banco Central de Reserva del Perú. Durante una de estas travesías, en 1921 su padre, Luis Prato Cantelli, ingresó por primera vez por camino de herradura desde Cerro de Pasco a un pequeño poblado en la unión de los ríos Monzón con Huallaga llamado Tingo María, en donde decide sentar las bases familiares.​ Fue esa vida de aventura, siempre rodeado por árboles majestuosos, la escuela ideal que le brindó una excepcional comprensión de la naturaleza y su entorno, pero sobre todo, afianzó en él su gran amor por el bosque en el que nació. Así, este chico libre y soñador se volvería un gran hombre visionario y respetuoso del bosque.

En 1943, José Luis Prato ingresa a la Facultad de Agronomía de la Universidad Agraria La Molina. Sin embargo, al poco tiempo se le presenta la oportunidad de viajar a Estados Unidos a continuar sus estudios en la Universidad de Wisconsin con una beca ofrecida por el cónsul de ese país. Luego de un periodo escuchó hablar de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Utah por lo que no lo dudó y decidió cambiarse de especialidad, siempre buscando lo que estuviese más relacionado al bosque.​ En cuanto llegó a “Utah State Agricultural College” en Logan, estado de Utah, se sintió totalmente identificado con el lugar y la profesión. Así, pasaría los siguientes cinco años de su juventud estudiando, trabajando y haciendo prácticas en los diferentes campos para forestales en Estados Unidos y Canadá hasta graduarse en 1949 como “Bachelor of Science in Forest Managment” (Bachiller en Ciencias de Manejo Forestal).

Como la aventura corría por sus venas Pepe no tuvo mejor forma de retornar a casa que por tierra, en una Harley Davidson 1200 color azul recién salida de la fábrica que reanudaba su producción de motos luego de la guerra. Este recorrido le tomó ocho meses, que aprovechó para conocer y trabajar en los bosques tropicales de Centro América. Ni bien llegó a Lima continuó su viaje rumbo a Tingo María para trabajar con su padre en el desarrollo forestal de su propiedad Luconyope. Juntos, elaboraron el plan de manejo forestal del espacio, asegurando por todos los medios su reforestación y mejoramiento en forma tal que pudiese contar con una fuente permanente de madera para lograr la producción forestal.

“Las tierras de montaña no son un terreno eriazo, no son un campo raso o desierto sin cultivos, tienen una riqueza maderera de valor incalculable, riqueza que no debe destruirse, el sembrío de pan llevar que generalmente se hace en estas tierras y el de otros vegetales para conseguir un poco de maíz no justifica en mi concepto la tala del bosque y la quema estúpida de sus árboles” (Luis Prato Cantelli, carta 1939).

Como consecuencia del Programa Nacional de Colonización de la selva en 1938, constantemente entraban personas ajenas a la propiedad con la finalidad de lograr un terreno donde abrir chacra; sin tener consideración alguna por el bosque y sin respeto a la propiedad privada, talaban sus árboles quemándolos y rozando el terreno, para luego abandonar las tierras en purmas desvalorizadas.

Paralelamente al desarrollo de Luconyope, en 1952 José Luis Prato trabajó como especialista forestal con el grupo del servicio cooperativo de producción de alimentos SCIPA. Del 53 al 56 trabajó con las firmas de California Taylor and Dean Inc. y Menlow Farmaceutical Co. como Field Manager, a cargo de la explotación de castañas en Madre de Dios, curare en San Martín y otros productos extractivos de la selva peruana.​ En 1956, estableció el aserradero Luconyope. Construyó, a mano, 2.5 kms. de carreteras de acceso al predio, así como 12 kms. de carreteras de extracción. Instaló winches para bajar los troncos selectos desde las montañas, una planta de secado, una planta de terminado de madera, invernaderos forestales y, por supuesto, construyó totalmente de madera de su bosque la casa donde viviría con su familia.

En 1956, forma el primer grupo de guardas forestales privados con la finalidad de salvaguardar los bosques de Luconyope. En ese entonces, la División Forestal del Perú le dio todo su apoyo para que logre su cometido. Copio un extracto de la carta enviada al Sr. Intendente Forestal del Centro Agropecuario y de Colonización de Tingo María y Huallaga Central, Oficio N° 402-PCDF, Lima, 16 de octubre de 1956:

"Siendo el interés de esta jefatura propiciar y ayudar la constitución y funcionamiento de explotaciones forestales de propiedad particular organizadas sobre la base de una producción sostenida de madera, se ha dispuesto con conocimiento y aprobación del Sr. Director de Colonización y Bosques, acceder a lo solicitado por lo que estimaré se sirva extender a los mencionados las correspondientes credenciales, de conformidad con el modelo adjunto, instruyéndolos en el sentido de que su misión consiste en cautelar los derechos de la propiedad legalmente reconocida para lo cual contarán con el amplio apoyo de la Intendencia Forestal”. (Firma: Ing. Flavio Bazan P. Jefe de la División Forestal).

En 1960, el Dr. Joseph A. Tosi Jr. visitaría Luconyope como parte de la investigación que realizaba y diera como fruto el libro “Zonas de vida natural del Perú”, memoria explicativa sobre el Mapa Ecológico del Perú para el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas de la OEA Zona Andina, Proyecto 39, Programa de Cooperación Técnica de 1960.

“Esta hacienda se destaca por ser la única en todo el Perú en donde se han ordenado los terrenos (que son puramente forestales en su potencial económico) con el expreso propósito de producir maderas a perpetuidad bajo un manejo forestal e industrial estrictamente técnico. La operación, dirigida por un dasónomo profesional, incluye tanto la producción sostenida de trozas por medio de sistemas de regeneración natural y artificial como la industrialización de estas materias primas con aserraderos y otras instalaciones ubicadas en el predio y conectadas con los bosques por caminos permanentemente transitable. Su gran significado para el país todavía no se ha reconocido en los círculos comerciales y administrativos”. (Pg.201)

En los años 64 y 65, Prato fue contratado por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Agraría La Molina como docente en el Departamento de Productos Forestales. A su vez, fue contratado en la Universidad de Huancayo, también como docente forestal. Aún entonces recorría con frecuencia la carretera central a bordo de su Harley Davidson 1200 azul desde Tingo María a Huancayo, La Molina y viceversa.

José (o Pepe como lo llamaban), al conocer el gran potencial de nuestros bosques, comprendía muy bien que, para el desarrollo socio-económico de nuestra selva, era necesario impulsar el desarrollo forestal. Siempre se preocupó e hizo todo lo posible por convertir esta región del país en la potencia peruana de la industria forestal. Para él, la colonización de la selva debería ser orientada hacia el aprovechamiento forestal, sacándole ventaja a la materia que se tiene a mano y aprovechando el bosque racionalmente para tener un ingreso permanente que le sirva al poblador afianzarse económicamente. De ahí, muy bien podrían formar núcleos industriales integrados en zonas escogidas:

"Orientar la colonización de la selva con la idea de fomentar la utilización forestal y no la destrucción forestal que se está llevando a cabo inconscientemente con el afán de transformarla en zona agrícola. La selva peruana es un bosque natural con excepcionales cualidades de crecimiento y regeneración difícilmente igualables por bosques de otras latitudes, por lo tanto, se debe tratar como bosque. Es cierto que existen en nuestra selva lugares con condiciones aparentes para desarrollar agricultura que se puede combinar con el manejo del bosque, pero en una proporción muy reducida, de ninguna manera se debe tomar esto como base de la colonización, sin embargo, existe en todo lo que es nuestra selva capacidad para abastecer con materia prima la industria forestal que se pueda instalar. La colonización se debe hacer de acuerdo a los recursos forestales de la zona. La industria forestal es un negocio a largo plazo y permanente” (José Prato Mathews, 1968).

Pepe continuó fiel a su principio de cautelar los bosques mientras desarrollaba la industria de productos forestales. Poco a poco y con mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación; fue ampliando sus instalaciones de acuerdo a sus posibilidades y diferentes financiamientos hasta lograr colocar al Perú, con Luconyope, dentro de los 10 países exportadores de madera. Con esto, abrió el mercado para la mayoría de especies de madera que actualmente se exportan, cuando solo se exportaba Caoba de la mejor calidad.​ A continuación, presento un extracto de la tabla de composición del bosque Luconyope de su estudio “Posibilidades de aprovechamiento de madera para la Industria del Aserradero Luconyope”. Ing. José Luis Prato Mathews, Tingo Maria, 1975 presentado a la Universidad Nacional Agraria La Molina:

“El volumen total expresado en pies cuadrados de madera aserrada alcanza, como promedio, la cifra cercana de 40,000 pies de madera por hectárea. Las principales especies de valor comercial esta constituidas por: Tornillo 23%, Tulpay 8%, Moenas, siendo la principal la Moena Amarilla 14%. Esto quiere decir que el grupo de estas especies forman el 45% del volumen total del bosque; el resto lo forman diversas especies que en los últimos años han logrado también introducirse en el mercado, especialmente para maderamen de minas y durmientes de ferrocarril. El diámetro promedio que constituyen la población forestal utilizable es de 23.3”, 27”, 20.1” y 23” para el Tornillo, Tulpay, Moenas y corrientes. Es necesario indicar que el registro solo ha comprendido árboles a partir de 16” D.A.P.” (Pg.17)

 

En la época del 70, la sensación de inseguridad por las constantes amenazas de extraños que entraban a destruir el bosque que él luchaba por mantener se intensificaban, y peor aún, pusieron en riesgo la integridad de la familia. Frente a esto, no tuvo más alternativa que sacar a su familia y llevarla a Lima por su seguridad. Logró rescatar algunas máquinas, así como desarmar la casa que tantos sueños albergó antes de verla convertida en cenizas.​ A pesar del peligro, Pepe continuaba yendo a tratar de rescatar lo último que podía de su bosque, sabiendo que corría el riesgo de salir de su propiedad en un cajón de su propia madera. Esta situación se volvió más peligrosa aún en la época de los 80, cuando el Alto Huallaga se convirtió en el polvorín peruano, tanto por la sangre que teñía los ríos de rojo, así como por el polvo blanco que enriquecía a pocos, historia de más conocida por los peruanos.

Sin embargo, su pasión por el bosque y amor por la naturaleza lo mantuvieron activo, por lo que volvió a recorrer los bosques de Centro América y Ecuador en busca de madera para poder cumplir con las obligaciones que ya había adquirido como proveedor de productos forestales.​ Considerando que ya no era más posible trabajar en Luconyope a finales del 81 hasta mediados del 82 optó por un trabajo fijo y público desde donde él pensó podría apoyar con el desarrollo y conservación forestal del país con sus conocimientos y experiencia. Trabajó en las oficinas del Instituto Nacional de Forestal y Fauna – INFOR- como jefe de esta nueva Institución.​ Por razones obvias, su pasión por el bosque y su status de hombre libre fuera de cualquier estereotipo establecido lo llevaron a renunciar al INFOR. Entonces, se enfocó en cautelar el bosque que estaba en peligro ya que, a pesar de todas sus advertencias se había iniciado la construcción de la tan controvertida carretera marginal de la selva. Él se esforzó por que esta obra sea benévola con el bosque.

“Es sorprendente ver cómo un grupo de profesionales puede estar buscando recursos naturales y a pesar de estar dentro de una enorme riqueza no la ven, el bosque natural representa el mayor recurso natural renovable que tiene el Perú. La carretera marginal sería una obra fantástica, siempre y cuando se utilice para el aprovechamiento del bosque que atraviesa, pero puede ser un medio de destrucción de riqueza si se utiliza para transformar nuestros bosques naturales acabando en purmas inútiles o cocales, como ha sucedido con casi todas las carreteras construidas en el oriente peruano.

La carretera marginal podría llamarse, en toda su extensión ”Carretera de los productos forestales” donde se establece la colonización basada en el desarrollo de productos forestales del bosque permanente. Sin embargo, se ha designado con gran precisión las tres zonas de la futura carretera como “Tramo de la carne” de San Alejandro a Puerto Bermúdez, “Tramo del Petróleo” de Mazamari a Rio Tambo y “Tramo del Oro” del Manu a Puerto Maldonado.

La carretera a Pucallpa, en su época de construcción, fue la esperanza de convertir a nuestra selva en la despensa del Perú, se hicieron grandes gastos en ganaderías inmensas como la de Neshuya y Tournavista; ambas han demostrado no ser rentables y menos la solución para los bosques. El petróleo del oriente viene siendo la esperanza por muchos años, se construyeron oleoductos destruyendo grandes cantidades de bosque. La zona aurífera tuvo su auge en la década del 40, ahora resulta ser el producto de prioridad que justifica la construcción de una carretera que llevará a la destrucción del bosque.

Sin embargo, lo que estos tres tramos y en todos los tramos de carretera al este de los Andes desde los 2000 msnm existe en forma natural y abundante es el bosque, que la naturaleza lo ha puesto ahí, crece, se reproduce y es inagotable; se trata de un recurso natural renovable, que con la técnica adecuada debe aumentar su rendimiento por tratarse de un recurso que se encuentra en estado silvestre. Pero para muchos significa un estorbo y deben convertirlo en otra cosa, carne, productos agrícolas, petróleo y oro.

Anualmente, miles de hectáreas se queman que representan un mínimo de diez casas por hectárea en materia prima que se convierte en cenizas, sin embargo, en todos los países desarrollados utilizan la madera para la construcción de sus viviendas.

Se dice que “Dios da barba a quien no tiene quijada” y eso es justamente lo que está sucediendo con nuestros bosques. Cuando nos demos cuenta de la barbaridad que se está cometiendo ya va a ser tarde, entonces solo quedará reforestar como ya se está haciendo en otros países que se esfuerzan por incrementar y proteger sus bosques a como dé lugar”. (Ing. José Luis Prato, extracto carta dirigida al Presidente de ese entonces, 1981).

Así, del 82 al 84 volvería nuevamente a su hábitat natural ,el bosque, donde los árboles acarician el cielo, los ríos se ocultan bajo una tibia niebla por las mañanas y el perfume de tierra arcillosa después de la lluvia envuelve el ambiente.​Trabajó en la construcción de los campamentos para los ingenieros y personal de esta carretera en Puerto Bermúdez en el proyecto especial Pichis-Palcazú, así como en el desarrollo del proyecto y consiguiente construcción de Ciudad Constitución, que sería el nuevo polo de desarrollo del Oriente peruano.​Aprovechaba el bosque que talaban (por donde pasaría la carretera) en la construcción de casas de madera. Él siempre fomentó la construcción de este tipo de casas. De alguna manera, consiguió darle un lugar a algo del bosque antes de que terminase todo en cenizas. Nunca dejó de ir a Luconyope con la esperanza de reanudar su proyecto, pero en esos días no había nada que un hombre solo pudiese hacer contra un sistema de terror.

Lamentablemente, todo lo que el predijo en una sola hoja de papel color rosado, en el 81, se volvió realidad.​ Es triste ver que la política no tiene escrúpulos de ningún tipo, no da tregua; ni un árbol de aquellos guardianes majestuosos de la tierra y del agua, que estaban ahí desde siempre se salvó, la construcción de la marginal quedó inconclusa y la ciudad nunca asomó. Sin embargo, el bosque fue arrasado sin piedad usando la palabra “desarrollo” como excusa. Así como los bosques permanentes de Luconyope, frase con la que crecimos y que ahora son llamados “bosques de producción permanente del Estado” no son más que bosques en destrucción permanente, su frase más temida, una pesadilla que se vuelve realidad día a día, triste realidad . El 31 de diciembre de 1984, justamente cuando estaba mudando su taller de Puerto Bermúdez a Ciudad Constitución, un nefasto accidente extinguiría al "Hombre de bosques" Dasónomo e Ingeniero Forestal José Luis Prato Mathews; un sabio, humilde y honesto trabajador, que no tenía más que lo que se le veía, sencillo y soñador eterno. Fiel defensor permanente de los bosques que amó y de la naturaleza que admiró. Ese sería el legado que pasaría a sus hijos y que no ha podido ser quemado ni convertido en purma, así hayan pasado los años.

Los tiempos han cambiado y los humanos hemos evolucionado en muchos aspectos; sin embargo, nuestra conciencia ambiental ha involucionado a nuestro estado primitivo, cuando el hombre vivía con conocimiento y respeto por la naturaleza. Ahora comprendemos que la naturaleza, ríos, mares, aire, lluvia, tierra, sol, bosques, animales y la especie humana que están aquí desde siempre funcionan como un “todo”, relacionados armónicamente entre sí.​ Comprendemos y aceptamos que los árboles son la única especie sobre la faz de la tierra capaces de integrar el entorno natural conectando el “todo” en una sola unidad, un solo planeta con un solo ambiente, porque son los únicos con raíces dentro la tierra y ramas al sol. Su importancia para el planeta es invaluable; por naturaleza, son los únicos con capacidad de renovarse para mantener el equilibrio del planeta durante su constante evolución.

Finalmente, el tiempo le dio la razón, ¡Salvando los bosques, nos salvamos a nosotros mismos!

 

Ver: Marc Dourojeanni
"José Prato Mathews, pionero del manejo forestal"

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